En febrero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció nuevas medidas comerciales bajo el lema renovado de “America First”, centradas en proteger la industria nacional y reducir la dependencia de productos extranjeros.
Una de las decisiones más relevantes para el sector automotriz global ha sido la imposición de aranceles del 25% a la importación de vehículos, componentes de automoción, semiconductores y productos farmacéuticos provenientes de Europa y Asia.
La medida, aún en fase de implementación, afecta principalmente a fabricantes europeos con intereses en el mercado estadounidense, como el Grupo Volkswagen, Stellantis, BMW, Renault o Mercedes-Benz, así como a proveedores de componentes críticos. Esto genera tensiones en las cadenas de suministro y plantea un escenario más costoso para los fabricantes que exportan a EE.UU.
Aunque España no es uno de los principales exportadores de vehículos a Estados Unidos, sí forma parte del entramado industrial europeo. Las fábricas situadas en territorio español —como las de SEAT, Ford Almussafes o Stellantis en Vigo y Zaragoza— podrían verse afectadas de forma indirecta si los aranceles reducen la competitividad de sus productos o si sus piezas son utilizadas por empresas que sí exportan al mercado estadounidense.
Los fabricantes que exportan a EE.UU. deben adaptar sus vehículos a la normativa técnica y de seguridad estadounidense, distinta a la europea. Con el incremento de aranceles, algunas marcas podrían replantearse sus estrategias comerciales y reducir el número de modelos destinados a ese mercado, afectando también la planificación de homologaciones específicas para exportación.
Por otro lado, también hay implicaciones a nivel de importación. Si un vehículo fabricado en EE.UU. (como puede ser el caso de modelos de Ford o Tesla) entra al mercado europeo a través de un importador español, podrían surgir cambios en costes y logística, lo que afectaría los procedimientos de homologación unitaria.
Además, si el volumen de importaciones baja, es posible que el número de solicitudes de homologación de vehículos americanos en España también disminuya.
Europa podría responder con contramedidas arancelarias, como ya ha sucedido en otras ocasiones. De hecho, la Comisión Europea estudia la posibilidad de imponer aranceles recíprocos o revisar acuerdos comerciales bilaterales. Esto abre un escenario de incertidumbre que impacta en el precio final del vehículo, la inversión en nuevas tecnologías y la planificación industrial.
Para los particulares o importadores que deseen traer vehículos estadounidenses a España, los aranceles pueden suponer un encarecimiento notable, además de un aumento en los trámites administrativos relacionados con la homologación.
Aunque España no es el principal afectado por los nuevos aranceles de EE.UU., las consecuencias podrían sentirse tanto en la industria como en los procesos de homologación, especialmente si se recrudece el conflicto comercial entre Europa y EE.UU.
En el LCOE, estamos al tanto de estas actualizaciones y ayudamos a empresas y particulares a entender cómo estos cambios afectan sus procesos de homologación, tanto para vehículos completos como para componentes.
Si estás valorando importar un coche americano o eres fabricante y necesitas asesoramiento sobre normativas internacionales, ponte en contacto con nosotros. Te acompañamos en todo el proceso con el respaldo de un laboratorio acreditado.
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